viernes, junio 06, 2008

Mi padre

Tecleando estas líneas tengo la satisfacción de observar a mi padre, Víctor, sentado en un sillón viendo la tele tranquilamente. Ahora mismo tiene 83 años cerca ya de los 84 y es admirable la lucidez que conserva todavía (bien es verdad que la memoria próxima la va perdiendo por momentos, pero razonando y en las cosas que él conoce todavía puede dar muchas lecciones).


Han venido él y mi hermano Javier (Javier es minusválido psíquico) a pasar el verano con nosotros en Valencia. Desde que falleció mi madre el año pasado pasan temporadas largas en casa de cada uno de los tres hijos. Tenerlos en casa es un poco contradictorio en el sentido de que tienes mucho menos tiempo para ti pero por otro lado la satisfacción de verlos contentos y bien atendidos compensa con creces la molestia. Aparte que son realmente divertidos, mi padre conserva un estupendo sentido del humor y Javier es como un niño de 6 años, con unos comentarios sorprendentes por su mezcla de profundidad e ingenuidad ante cualquier noticia o suceso. Observando a Javier se aprende mucho de las personas, porque tiene todas sus virtudes y algunos de sus defectos pero sin adulterar por la conveniencia social.


El rasgo por el que cualquiera que lo haya conocido definiría a mi padre es su sorprendente, casi desalentadora, inteligencia. Además es lo que antes se definía como muy listo (ahora se le llama inteligencia emocional) por lo que ha sido una persona seductora y divertida. Hay cien mil anécdotas acerca de cómo ha sacado partido de esa fantástica adaptación a las circunstancias, desde hacer escasamente tres meses de mili (se aprendió la ley de reclutamiento como nadie y aprovechó todas las posibilidades de reducción de aquella época), hasta tardar dos meses en que le concedieran traslado para estar con su mujer en Castellón (primer destino de mi madre como maestra y lugar donde nacieron mis dos hermanos mayores), el tiempo increíblemente reducido en que se leía un BOE viendo todo lo importante, los minutos que le costaban enterarse de una novela (leía un poco el principio, el final y alguna cosa suelta con una rapidez de lectura casi sobrehumana),etc, etc. Su táctica siempre ha sido conocer a fondo las reglas del juego para luego optimizar el desarrollo del mismo. Sus padres Ventura y María eran humildes y nunca pudo usar ninguna relación de 'enchufe'.


Otra característica seguramente más meritoria es su gran bondad. Es posible que resulte sorprendente esta afirmación porque siempre ha sido una persona de genio vivo y sobre todo muy asertiva que ha dicho lo que pensaba en cualquier circunstancia. Siempre me ha hecho gracia el palabro 'verdicidio' para indicar que se ha dicho algo que es verdad pero que tampoco hacia falta indicar con tanta claridad pues incomoda; creo que mi padre ha cometido algún que otro verdicidio menor. Algo que me ha dicho muchas veces es que siempre ha preferido ir de buenas aunque a veces puedas quedar por tonto (en su caso hay que tener muy poca vista para tenerle por eso, pero bueno), incluso me ha añadido que es preferible perder un poco en una relación puntual pero quedarse satisfecho con uno mismo. Este probablemente sea el mejor consejo que se puede dar a una persona, es la táctica invencible que comento en el artículo 'tal para cual' y es la forma más inteligente, estoy seguro, de afrontar la vida social. El mensaje de Sócrates o Jesucristo van por el mismo camino. Me gusta resumirlo diciendo que hay que perder casi todas las batallas para ganar la guerra y no hablo para nada de la vida eterna, sino de la aceptación y el buen trato que se recibe de los demás.


Siempre le ha gustado vivir, dentro de sus posibilidades, y si por él hubiera sido mis padres se habrían ido mil veces de viaje y un millón de veces de tapas o de comida. Mi madre en ese aspecto era muy austera, y desde luego es sorprendente la cantidad que han ahorrado con sus dos pensiones (también es inevitable que hayan pensado en el futuro de Javier, aunque afortunadamente sus 3 hermanos podemos mantenerlo sin problemas). Debo decir que este gusto por los viajes y la gastronomía lo he heredado al cien por cien. Espero que no sea lo único.


No puedo dejar de contar una anécdota acerca de mi padre. Fue funcionario de la Seguridad Social toda su vida (llegó al más alto nivel técnico, nunca quiso ni supo tener nivel político) y en sus primeros años al estudiar las leyes a fondo como a él le gustaba descubrió que habiendo cotizado un sólo día en algo que se llamaba 'retiro obrero' se tenía derecho a pensión. Allí estaban los ficheros con todos los que habían cotizado y por tanto estaban en ese derecho y se molestó en horas fuera de trabajo en enviar una carta informando del derecho a todos los que estaban en esa situación en Castellón (y luego en Zaragoza). Cuántas pensiones de aquéllos años se habrán recibido gracias a mi padre! Fueron tantas que seguro que ese acto de rectitud se ha extendido casi al infinito como mancha de aceite, como suele pasar con todos los actos buenos que hacemos. Mi experiencia es que los malos quedan más encorsetados (en la vida hay muchas competiciones de agravios crecientes pero por fortuna se suelen constreñir a dos personas, grupos o colectivos que no saben salir de esa increíble ceguera) y por eso opino que la sociedad va mejorado sustancialmente y que el futuro, si hay suerte de que uno de esos agravios crecientes no acaba con la sociedad, cada vez es más halagüeño. Hay una película, creo que se llama algo así como 'cadena de favores' donde un favor desinteresado se extiende más y más. No sería creíble lo mismo con una cadena de agravios, más pronto que tarde una persona sensata pondría fin y desde luego hay que estar algo perjudicado mentalmente para pensar que es lícito hacer el mal a la persona B porque la persona A me lo ha hecho a mi.


Y físicamente? Nació a los 7 meses porque mi abuela María tuvo un accidente cayéndose desde un altillo. A pesar de ser el año 1924, la increíble vitalidad de mi padre (siempre ha tenido, sigue teniendo, un apetito feroz) consiguió salir adelante. No obstante quedó de corta estatura y con fuerte defecto en la vista. Aún así no es pasión de hijo decir que nadie ha llevado, incluso diría lleva, un traje con la prestancia de mi padre. Eso sí que desde luego no lo he heredado.

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