miércoles, junio 11, 2008

Efecto Calimero

Este término, acuñado por mi buen amigo Miguel Ángel, certero crítico político amateur, hace referencia a Calimero, un pollito de dibujos animados con una cáscara de huevo por sombrero que pasa todo el rato quejándose de su mala suerte.


Esa táctica, quejarse de todo y de todos todo el tiempo, es utilizada a menudo por líderes políticos locales (en contraposición a nacionales, no me refiero a alcaldes) cuando no encuentran suficientes argumentos en positivo para afianzar su posición de poder. Se quejan del gobierno central, de la Oposición en su territorio, de los gobiernos de los territorios adyacentes y a veces no tan adyacentes, de los organismos supranacionales, del clima, etc. y consiguen crear una especie de sensación de psicosis entre sus ciudadanos menos advertidos como si su territorio fuera una reserva espiritual del bien hacer, acechado por todas partes por 'los malos' y sobreviviendo a la catástrofe sólo por la increíble habilidad de los gobernantes actuales, es decir, ellos mismos.


Lo increíble de verdad es que este discurso cala en los sentimientos de sus ciudadanos que confían el poder local una y otra vez en ellos. Hay incluso casos de gobiernos de naciones (todos conocemos varios, no voy a dar nombres) que utilizan esa misma táctica con el resultado de aislamiento político de su país, gobierno en general dictatorial y en definitiva retraso en su desarrollo al no abrirse a las nuevas técnicas y usos mundiales.


Un efecto tremendamente desagradable es llegar a alegrarse de los males del territorio ajeno, incluso de las catástrofes naturales. Aparte de increíblemente insolidaria, es una actitud poco inteligente, en general las cosas tienden a ir bien más que mal (el mundo avanza) por lo que estaremos más tiempo fastidiados de las cosas que van bien a nuestros 'vecinoenemigos' que contentos por las que les van mal.


Todos (yo al menos, sí) hemos vivido esta situación en algún grupo de trabajo dentro de una empresa. El responsable del grupo, en un afán de conseguir que la gente trabaje más y cumpla sus instrucciones sin desviación usa el Efecto Calimero consiguiendo que la gente tenga más sentido de grupo, eso sí, pero en contraposición al resto de la empresa con la consiguiente antipatía, falta de colaboración externa, ambiente enrarecido, régimen casi dictatorial (uno tiene la sensación de que fuera no hay dónde ir por lo que se siente impelido a obedecer las consignas) y al finalizar el proyecto, problemas de integración.


Se trata del viejo truco de aprovechar el fuerte sentido y fuerte agresividad grupal del ser humano (no hay más que ver un partido de fútbol y observar al público para constatarlo), que según los expertos viene de cuando para nuestros antepasados durante millones de años (desde antes incluso de que apareciera el hombre) el grupo de al lado era casi el peor enemigo (pero que los depredadores) y máximo competidor por los recursos. En la sociedad actual el grupo es el Mundo y el que no lo tiene claro se queda rápidamente desfasado.


Si además tienen los Medios de comunicación en su poder, dado el talante de tales dirigentes, no hay duda de que estaremos en una 'Mediocracia', donde el que domina sobre todo la televisión machaca a sus votantes con información tendenciosa, siempre de un mismo signo, destacando o inventando todo lo malo de todo el mundo que les rodea y por tanto haciendo muy difícil una reacción popular contra ese tipo especial de tiranía que va calando lentamente y no da opción fácil a conocer la otra realidad.


De esta forma se explican algunos dirigentes que padecemos, algunos con más juicios pendientes que Arsenio Lupin, corruptos reconocidos incluso por sus seguidores, pero que salen elegidos una y otra vez.


Dada la enorme dificultad que hay en saber realmente la verdad (nadie tiene el menor empacho en mentir lo que haga falta con lo que las informaciones son totalmente contradictorias según de donde vengan, no hay puntos en común), siempre he creído que lo mejor es fijarse en los hechos, no en las palabras. Y a ser posible en los hechos constatados por uno mismo o la gente de confianza que te rodea, porque perfectamente los Medios mentirán con total alegría dando información falsa. A qué hechos me refiero? Ver si tu poder adquisitivo y de los que te rodean realmente sube cuando en televisión se dice que la economía mejora, si vas al médico ver cómo funciona la sanidad (tema de vital importancia), los transportes públicos, las redes de carreteras son suficientes o están siempre colapsadas, al acceso a la educación, si los eventos organizados (siempre se organizan eventos brillantes para esconder otras deficiencias) son el éxito que dicen, cuando por fin un hecho importante se aclara recordar lo que se insinuaba o decía claramente para comprobar la fiabilidad de ese político, etc. Sería perfecto también ver por los indicios externos si el patrimonio del líder político y sus adláteres sube de nivel. No hay que olvidar que ningún sueldo de cargo público es como para enriquecerse y que el quedarse con lo que es de todos es la principal motivación de este tipo de gobernantes.


Y lo que desde luego no debemos olvidar nunca es que si todo el mundo (otros territorios) alrededor opina lo contrario, en general los equivocados seremos nosotros. No es normal que todos tengan una especial predilección por fastidiarnos precisamente a nosotros, en general se ocuparán más bien de sus asuntos. No vayamos a hacer como el que va por la autopista oyendo al radio y al oír que dicen 'cuidado un loco va en dirección contraria' exclama 'uno?, y diez! Y veinte! Y todos!!


Y lo para mí más grave de no reconocer nunca los propios errores (siempre son de los demás) es que, alguien perfecto que no se equivoca nunca, qué tiene que mejorar?. Muchos inmovilismos trasnochados tienen que ver con el Efecto Calimero.







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