viernes, agosto 11, 2006

El color del cielo, el color del mar

Para explicar el color del cielo no hay más remedio que hablar un poco de la radiación electromagnética. Son unas ondas que transportan energía como las olas del mar o las del sonido. A diferencia de éstas pueden hacerlo incluso por el vacío debido a que esas ondas van en 'paquetes' llamados fotones.
La radiación electromagnética está muy presente en nuestra vida. Las ondas de radio, la televisión por antena, los rayos ultravioletas, los infrarrojos responsables del calor, las microondas, los rayos X, los rayos gamma, el radar y por supuesto la luz visible son todas radiaciones electromagnéticas en las que cambia la longitud de la onda (más larga en la radio alrededor de un kilómetro y más corta en los gamma de milmillonésimas de milímetro). Los seres humanos detectamos tan sólo la parte correspondiente a la luz visible (millonésimas de milímetro de longitud de onda) y hemos diseñado aparatos para ver las otras radiaciones (receptores de radio y televisión, de rayos X, etc).
La luz visible, que ya hemos dicho es la parte de la radiación electromagnética que detecta el ser humano con los ojos, es en realidad un grupo de radiaciones que van desde el violeta hasta el rojo, justo lo que vemos en un arco iris. El violeta tiene la longitud de onda más corta y el rojo la más larga. Cuando la luz blanca (es blanca al sumar todas las radiaciones visibles) pasa por un vidrio o por las gotas de agua de la lluvia se desvía un ángulo diferente según su longitud de onda (su color) y nos da el arco iris. Para ver el arco iris hay que ponerse de espaldas al sol y mirando hacia un sitio donde haya gotas de agua (lluvia o un aspersor, por ejemplo) pues la luz del sol viene desde detrás, penetra en las gotas que tenemos delante desviándose, se refleja en la cara de la gota más lejana y vuelve hacia nosotros. Al haberse desviado dentro de la gota aparecen los colores más o menos separados. Una luz originalmente blanca (la del sol) que agrupaba todas esas ondas de distinta longitud, al meterse en una gota de agua se desvía según su color y aparece dividida en colores.
Lo que pasa con el cielo es otro fenómeno distinto llamado dispersión, que se produce cuando una radiación electromagnética choca con partículas de un tamaño comparable a la de la longitud de onda.
Si las partículas son mayores (niebla, nubes) la radiación la atraviesa pero perdiendo mucha intensidad. Por eso las nubes son blancas, se ve menos con niebla y si las nubes son muy densas el cielo se ve casi negro.
Si las partículas son menores (gases de la atmósfera) se produce una dispersión en todas direcciones tanto mayor cuanto menor es la longitud de onda. Las ondas de radio que son enormes no se dispersan nada, de ahí que lleguen con tanta nitidez por toda la superficie de la tierra y dentro de la luz visible, se dispersa mucho más el violeta/azul que el rojo/amarillo. Por eso el sol, que emite en principio luz blanca se ve amarillento (esa parte de la luz no se dispersa) y el cielo azul, porque ese color es el que más se dispersa por todo el cielo dándole ese color. En realidad se dispersa más el violeta, pero nuestro ojo es más sensible al azul que al violeta que está en el extremo de lo que vemos (el ultravioleta ya no se ve) y potencia más el color azul.
Lejos del sol se ve más oscuro, casi violeta, pues allí no llegan otros colores más que los que más se dispersan. Cerca del sol se ve casi blanco, llegan todos los colores. Cerca de la tierra se ve más claro en el horizonte, la propia luz del sol que refleja la tierra lo hace más blanco.
Y qué pasa cuando el sol se pone en el horizonte? En ese momento es mediodía por ejemplo en América del sur (8 horas de retraso) por lo que la luz que nos llega hasta España ha tenido que atravesar mucha más atmósfera (miles de kilómetros más) que la que llegaba a mediodía. El azul del sol se ha ido perdiendo rebotando en todos esos kilómetros de más y al final el efecto es el contrario, sólo queda el color que menos se dispersa, el rojo. Dependiendo de lo lejos que podamos ver el horizonte (si hay llanura o montañas), de la presión de la atmósfera que hace que haya más o menos gases en ese momento, de las partículas de agua o polvo que contenga, etc. sale toda esa variedad infinita de colores en los atardeceres.

Explicado el color del cielo, el del mar es muy fácil. El mar refleja el color del cielo, por lo que es de color azul en principio. A este azul reflejado le añadimos a veces algas microscópicas que introducen color verde y en ocasiones partículas de arena cuando el mar está cerca de la orilla y está revuelto, que le dan un tono marrón.

Elimina Darwin a Dios?

La teoría de Darwin da una explicación muy convincente acerca de cómo han surgido todos los seres vivos, incluido el hombre, a partir de la selección acumulativa de microcambios que, a lo largo de millones de años, dan lugar a grandes diferencias.
Elimina esto la posibilidad de la existencia de un Creador?. A mi parecer no.
Sigue sin respuesta el cómo ha surgido el universo y la idea de que una inteligencia creadora ha actuado es tan válida e incomprensible a nuestro nivel como cualquier otra posibilidad. Estamos inmersos en un universo existente y la idea de que no existiera nos es tan lejana como el pensar en 4 dimensiones espaciales.
Incluso me atrevo a decir que puede salir reforzada la idea del Creador gracias a Darwin. En efecto, si algo enseña el universo es que las 'reglas del juego' son siempre simples. En cualquier actividad lo sencillo tiene muchas ventajas en cuanto a cambios, comprensión, etc. frente a lo complejo y una creación continuada o apoyada continuamente es un mecanismo complicado cuando seguro que una inteligencia capaz de crear puede hacerlo de forma más simple. El mecanismo de Darwin es tan fácil que revela un universo (en cuanto a la vida) de una variedad y unas posibilidades casi infinitas partiendo de unas reglas ínfimas. Esto cuadra con lo que se espera de una creación de alguien capaz de crear un universo.

Elimina la inmortalidad del hombre? Esto es más complicado. Es de esperar que un Creador rescate (y seguro que es capaz) a un ser creado que toma conciencia de sí mismo. Lo complicado es que no hemos sido los únicos que han tomado conciencia (el hombre de Neandertal tenía una inteligencia comparable a la nuestra) y ni tan siquiera lo somos en la actualidad.
Los primates superiores (gorila, chimpancé, bonobo, orangután) y los delfines son conscientes de su existencia (se reconocen ante un espejo), comprenden la muerte, pueden asimilar conceptos abstractos como izquierda/derecha, sorpresa, etc. y desde luego manifiestan emociones que suenan muy humanas. Es posible que haya una diferencia fundamental casi se diría que a su favor: el ser humano parece ser el único que se da cuenta de que va a morir indefectiblemente. Esto nos genera casi todas las tensiones con la religión y el esoterismo que padecemos.
Serían los animales superiores candidatos a una posible redención junto con el hombre?. Para nuestro 'corporativismo humano' es difícil de creer, pero lo que sí es cierto es que las pequeñas diferencias entre nosotros y ellos son reales e independientes de la teoría de Darwin y que cuanto más los investigamos más cercanos son.
Independientemente, por tanto, de Darwin mi opinión es que la redención es posible, deseable y casi esperable partiendo de la existencia de un Creador pero es difícil pensar que es un asunto exclusivo de la especie humana.

Tal para cual

Existe un juego muy sencillo (y muy conocido) que intenta reproducir algunos aspectos de las estrategias a seguir en la relación con otras personas para 'ganar' socialmente.
En cada jugada una persona decide Sí colaborar o No colaborar. Las dos personas que participan (puede hacerse con cualquier número, pero se suele jugar entre dos) sacan su jugada simultáneamente. Si los dos colaboran, ambos ganan una cantidad de puntos (tradúzcase puntos por dinero, prestigio, felicidad, etc) relativamente modesta. Pongamos como ejemplo 3 puntos cada uno. Si ambos No colaboran, ninguno gana nada. Si uno colabora y el otro no (le 'engaña') el que No colabora gana 5 puntos y el otro nada.
La gracia del juego está en que esta jugada se repite muchas veces (en televisión hay ahora programas en que se hace esta jugada una sola vez con dinero y el resultado penoso de que la mayoría de las veces ninguno colabora y no se llevan nada) por lo que tu actitud en una jugada influye en cómo te van a tratar en la siguiente.
Este juego refleja bastante bien la interacción social, en general como más ganas en un primer momento es engañando a tu 'socio', y desde luego se gana más colaborando los dos que engañándose los dos.
Hace más de 20 años (en un 'Investigación y ciencia' viene reflejado) se hizo un torneo en donde participaban programas escritos en BASIC capaces de jugar entre sí a este juego. Cada confrontación individual era de 100 jugadas y 'jugaron' todos los programas contra todos. Había programas de todas las tendencias posibles: aleatorios ('lunáticos'), siempre colaboradores ('altruistas') siempre No colaboradores ('egoístas'), programas que tenían en cuenta las anteriores jugadas ('calculadores'), etc. Es posible que cada programa reflejara con sus limitaciones la actitud vital de su programador.
Pues bien, ganó un programa que en castellano puede traducirse por 'tal para cual'. Este programa tenía muy pocas líneas de programación y hacía lo siguiente: la primera jugada colaboraba. En cada jugada siguiente hacía lo que el contrario le había hecho en la anterior. Más que 'tal para cual' podíamos llamar a este programa 'ojo por ojo' . 'vengador', etc. Una cosa muy curiosa es que este programa no gana ninguna confrontación individual, como mucho empata (revisar las posibles combinaciones de jugadas empezando por colaborar para comprobarlo), es el típico ejemplo de la frase que me gusta tanto de 'perder todas las batallas para ganar la guerra'. Su fuerza en este juego está en su inhumanidad total en el sentido de insobornabilidad y devolución de cada golpe en su medida exacta. A poco listo que sea el contrario ve que la única forma de ganar algo contra 'tal para cual' es colaborar siempre por lo que esas partidas suelen terminar con alta puntuación para ambos. Tal para cual suma siempre altas puntuaciones y, en el cómputo global, gana.
Aún hubo más: se publicaron los resultados, se explicó porqué había ganado 'tal para cual', se repitió al año siguiente el torneo con nuevos programas... y ¡ganó otra vez el mismo!, demostrando que su estrategia en este juego es invencible. Siendo estrictos hay una posible mejora que consiste en hacer esta estrategia pero detectando conductas aleatorias (programas 'lunáticos') para los cuales lo mejor es siempre No colaborar, la mitad de las veces te llevas 5 puntos en vez de 3.
Hay muchas cosas que deducir de este torneo que pueden servir para definir nuestra estrategia vital:
- No hay que fijarse en las ganancias inmediatas, sino a largo plazo. En una jugada lo mejor es No colaborar: ganas 5 ó 0 mientras que colaborando ganas 3 ó 0. Incluso sabiendo lo que el otro va a hacer es mejor siempre no colaborar en una jugada. Sin embargo la partida no es una jugada y lo que haces influye en lo que te van a hacer. En la vida es incluso más exagerado porque los otros 'jugadores' también observan las partidas en las que no intervienen y sacan sus conclusiones. En general lo muy bueno a corto plazo será malo a largo plazo (mi opinión es que en la vida también ocurre esto y ésta es la gran justicia de la vida en sociedad)
- El objetivo es ganar todas las confrontaciones, no cada confrontación. ya he comentado que 'tal para cual' pierde/empata cada confrontación. Lo asombroso es que además de ganar dejas a cada contrincante con el 'buen sabor' de haberte derrotado. Él se conforma con ganar tu partida, tú sabes que ganas el torneo...todos contentos!. En la vida en general la prepotencia de derrotar a cada contrario y salir vencedor de cada pequeña confrontación da también pésimos resultados a largo plazo (los demás te observan y se protegerán de ti), es una fuente segura de 'tortazos' en cada relación. Me viene a la memoria el proverbio chino 'el árbol resiste y cae arrancado por el huracán, el junco se dobla y permanece'.
- La estrategia que hay que buscar evidentemente es colaborar, ser altruista. 'Tal para cual' consigue conducir a cada contrario a base de devolver exactamente cada desviación por pequeña que sea. Su estrategia de conducción es tremendamente simple y clara para todos. En general, en cualquier disciplina de la vida la simplicidad es muy superior a lo excesivamente complejo: se entiende mejor, se capta mejor, se adapta mejor, se podría modificar llegado el caso más fácilmente y evita cometer errores. Los organismos que más tiempo has sobrevivido en la naturaleza son poco complejos y con 'estrategias' simples.
Otras conclusiones son mucho más discutibles:
¿Hay que devolver el golpe?. En el juego da resultado porque está perfectamente calibrado el premio y el castigo. El golpe que devuelves es exactamente igual que el recibido y nadie puede sentirse agraviado. Las posibilidades de agredir están perfectamente limitadas, no hay posibilidad de escalada de agravios.
En la vida nunca es así. Lo que tú has percibido como una agresión casi siempre para el 'contrincante' es un fallo, un descuido, mala suerte, como mucho una broma sin importancia. Raramente se recibe una agresión directa y buscada. Tu respuesta buscando el 'ojo por ojo' pasa a ser para el otro una agresión directa y sin provocación previa que por tanto merece respuesta. Además se da el caso de que la medición subjetiva de la agresión es mayor para el que la recibe que para el que la da, entrando inmediatamente en una 'escalada de agravios' que SIEMPRE termina mal para ambas partes. Evidentemente esta nunca puede ser una buena estrategia.
Es mucho mejor ser comprensivo a la hora de calibrar lo que percibimos como agravio de otro. Ponerse en su lugar (lo que se llama empatía), intentar comprender porqué ha ocurrido eso, siempre buscar el diálogo para ver su punto de vista, dar el nuestro e intentar buscar una compensación razonable y sobre todo, consensuada con el presunto agresor. Si hemos sido nosotros los que hemos dado el primer golpe, ser igualmente comprensivos ante la muy probable devolución por parte del otro: empatía, diálogo, búsqueda de solución conjunta..
En casos extremos nos encontraremos con elementos que buscan sencillamente el ataque directo y para los que el diálogo o empatía sólo sirve para disfrazar sus intenciones o para tener más tiempo y oportunidades de dar más golpes. Aquí más que nunca no hay que 'entrar al trapo', hay que minimizar la relación cuanto sea posible, quedarse con el agravio como una batalla más perdida en el camino de ganar la guerra y en todo caso prevenir al resto de la sociedad de su actuación.
En caso de duda, siempre dará mejor resultado colaborar aunque se 'haya hecho el tonto' que no hacerlo.

Altruismo frente a egoísmo

Parece claro que el objetivo último del ser humano es ser feliz. Lo que no está tan claro es con qué estrategia se consigue este objetivo.
En la interacción con el resto de personas hay fundamentalmente dos modos opuestos de actuar: altruistamente, es decir, teniendo en cuenta el objetivo de ser feliz de la otra persona y dedicando esfuerzo propio a que él esté mejor. O egoístamente, teniendo en mente solo el objetivo propio y no haciendo nada que no redunde en una mayor felicidad personal.
Esta, como todas las separaciones, no es tan clara ni tan estanca como se podría pensar. Hay personas que actúan altruistamente y encuentran una gran satisfacción personal en ayudar a los demás (desde un punto de vista muy retorcido se podría decir que actúan egoístamente buscando su felicidad personal) y personas que incluso impulsan organizaciones altruistas con el fin de enriquecerse (son egoístas que ayudan mucho a los demás para conseguir sus fines). No obstante todos tenemos claro qué es una persona egoísta y cómo actúa.
Parece una buena estrategia para ser feliz el ser egoísta: hacerse camino 'a codazos' en tu empresa, intentar minimizar la labor de compañeros, jefes y subordinados para que resplandezca la tuya, incluso detalles como quedarte el mejor bocado en la mesa cuando te dan a elegir... Muchos 'triunfadores' parecen tener ese perfil e incluso se suele recomendar como una buena estrategia de vida para un niño el 'amor propio' 'no dejes que te adelanten' 'hay que destacar', etc, etc.
No obstante estudiando con cuidado la historia e incluso la naturaleza a nuestro alrededor hay algo que parece claro: en las especies sociales (y el hombre es una de ellas sin duda) el egoísmo individual produce un fuerte rechazo. A la larga una persona calificada de egoísta no disfruta de las ventajas de la relación social y de la sinergia (uno más uno es más de dos) base y origen de la estructura social. Una estrategia muy usada es ser egoísta en el sentido más puro de la acepción pero disimular con palabrería y fuegos de artificio esta actitud para evitar el rechazo de los demás. Es imposible engañar a todos todo el tiempo y las caídas de este tipo de personas son las más sonadas de los programas de noticias.
En un entorno social la mejor estrategia es ser altruista. Cuanto más se da a los demás desinteresadamente más se recibe. El entorno percibe esa característica, la agradece y la premia. Hay casos puntuales que intentan aprovecharse de ella y normalmente lo consiguen. Son los casos que caerán en el futuro estrepitosamente y no merece la pena dedicar un lamento al tiempo y esfuerzo perdido con ellos. La gratificación no viene undireccionalmente sino que se recibe de todo nuestro entorno social que nos observa y ve nuestra actitud.
Este mensaje a mi entender es lo más esencial de Sócrates o Platón y por supuesto de Jesucristo, que demostraron gran clarividencia en un tema que no es nada obvio (muchas especies animales lo tienen por instinto, pero la mente humana puede jugar muchas malas pasadas) . Si quieres ser feliz, ser bien tratado, disfrutar haciendo algo por los demás (el placer que más llena) y recibiendo muchísimo más a cambio, sé indudable e incondicionalmente altruista. No lamentes las batallas perdidas, se trata de ganar la guerra sumando pequeñas victorias proporcionadas por todos los puntos de nuestro entorno. Así es como más se gana.
En resumen, un altruista es un egoísta inteligente.

La partida de ajedrez más larga posible

Siendo estrictos, según el último reglamento de la FIDE (federación internacional de ajedrez) de 1997 una partida de ajedrez puede ser infinita.
En efecto la forma en que puede terminar una partida aparte de por jaque mate (se amenaza al rey contrario y no hay jugada que escape de esa situación) y por acuerdo entre ambas partes (una de ellas se puede rendir o se pueden acordar tablas en cualquier momento) es por:
- Rey ahogado. El rey no está amenazado directamente pero no se puede hacer ninguna jugada en que no quede amenazado. Al no poder jugar, son tablas automáticamente
- Repetición de tres veces la misma posición. Si se repita tres veces a lo largo de la partida la misma posición (misma colocación de todas las piezas y juegan las piezas del mismo color) uno de los contendientes PUEDE EXIGIR tablas
- Cincuenta jugadas sin mover un peón o comer pieza. Si pasan cincuenta jugadas seguidas completas (dos movimientos, blancas y negras en cada una) sin mover peón o comer pieza ninguno de los dos, uno de los contendientes PUEDE EXIGIR tablas
Dado el condicionante de las últimas dos normas de que uno de los contrincantes tiene que solicitar las tablas para que se produzcan automáticamente, es posible hacer una partida infinita en que ambos se limiten alternativamente a sacar su caballo por ejemplo y volverlo a poner en su posición inicial. Se repiten posiciones, se producen más de 50 jugadas sin mover peón ni comer, pero si NINGUNO LO SOLICITA no hay tablas.
Por supuesto este resultado no tiene el más mínimo interés por lo que vamos a avanzar un poco más suponiendo que los dos últimos supuestos de tablas son forzados (algunos programas de ajedrez los tienen así contemplados, sobre todo el de 50 jugadas sin peón o comer). De esta forma eliminamos las posibilidades obvias que hacen infinita una partida.
Estudiando un poco la posibilidad de obtener tablas por haber agotado todas las posibles posiciones y haberlas repetido tres veces,se ve que el número de posiciones posibles es inmenso. Si no hubiera restricciones, la forma de poner 32 piezas en un tablero de 64 casillas da un número de 21 cifras. Hay que restar las posiciones imposibles (un peón en primera línea, un alfil fuera de su color, los dos reyes en jaque, un rey en jaque moviendo el contrario, peones alineados sin faltar piezas, etc.) y sumar las distintas posibilidades de convertir un peón en octava línea en otra pieza distinta. En cualquier caso no estaremos lejos de las 19 cifras, es decir,de las decenas de millones de billones de posiciones posibles. A un ritmo de partida rapidísima de una jugada cada segundo para producir ese número de posiciones harían falta cincuenta mil millones de años, más del doble de la edad estimada del universo y teniendo en cuenta que para forzar el repetir alguna tres veces primero se deberían producir todas dos veces!. No es una partida infinita a nivel de cálculo pero sí a efectos prácticos.La otra posibilidad es más restrictiva: no poder hacer más de 50 jugadas completas sin mover un peón o comer. El número de piezas que se pueden comer incluyendo los peones son 30 en total (no se pueden comer los reyes) y el numero de veces que se pueden mover los peones desde su fila 2 hasta la 8 son seis por peón, total 96. Ya hay un límite superior a la máxima partida, 50 x (30 + 96 + 1) = 6350 jugadas, nada exhorbitado aunque las partidas más largas suelen rondar las 100 jugadas en la práctica. La más larga de la historia (en torneos oficiales) ha sido de 269 movimientos (I. Nikolic - Arsovic, Belgrado 1989) . El añadir uno a la suma es porque tras mover todos los peones posibles y comer las piezas, hay que hacer 50 jugadas más para que se declaren las tablas.
Este número no es exacto todavía pero sí un límite superior. Hay que añadir algunos condicionantes que restan algunas jugadas:
- Interesa no comer los peones hasta que promocionen por otra pieza en la última fila, pero para que los 8 peones de cada bando atraviesen la barrera de su peón enfrentado contrario deben comer una pieza lo cual a su vez les hace avanzar una casilla. En un solo movimiento, pues, se desperdicia una posibilidad de 50 jugadas, al comer pieza y avanzar el peón simultáneamente. Son 8 las ocasiones en que debe hacerse esto, por lo que, de momento, la cosa queda: 50 x (30+96+1-8) = 5950 jugadas.
- 15 de las piezas que se comen y, 48 de los movimientos de peón que se hacen son blancos y otros tantos negros. La forma óptima de aprovechar las 50 jugadas (formadas por 50 movimientos negros más otros tanto blancos) es repetir lo más posible el color en movto de peón o comida de pieza. Por ejemplo en la jugada X el blanco mueve peón. 50 jugadas completas serían hasta la x+51 del blanco que debe ser otro movto de peón o comida. Si esta segunda vez lo hiciera una negra debería hacerlo en la x+50 de negras perdiendo una media jugada en el cambio. No es posible que primero muevan las negras todos los peones y coman todas las piezas blancas y luego hagan lo mismo las blancas (de esta forma perderíamos media jugada en total), ya que la geometría de los peones para poder atravesarse hace que: primero las negras dejen una estructura 'con agujeros', comiendo alguna pieza blanca, luego las blancas atraviesen esa estructura comiendo piezas negras con los peones y avanzando a promoción. Después promocinan los peones negros eliminando todas las piezas blancas salvo su rey y por último el rey blanco elimina una a una todas las piezas negras salvo el rey negro. 50 movtos después se producen las tablas con los dos reyes en el tablero. Hay por lo tanto tres transiciones donde se pierde media jugada y por ello la partida más larga tiene 5949 jugadas siendo la última jugada del rey blanco la que completa las 50 últimas sin comer pieza ni mover peón que hacen tablas.

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El huevo y la gallina

¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?
Es una pregunta aparentemente sin respuesta que sin embargo, a mi modo de entender tiene una sencilla solución a la luz de la teoría de la evolución de Darwin.
Es de suponer que la pregunta se refiere a qué fue antes, el huevo de gallina o la gallina. Si hablamos del huevo en sentido general, fue muy anterior a la gallina. Los dinosaurios ya ponían huevos y fueron millones de años anteriores a la aparición de las aves.
Partiendo de esa premisa pensemos en primer lugar en un animal (una pareja de animales siendo estrictos) que, sin tener aún las características de una gallina engendran un huevo puesto por la hembra del que nace un animal al que ya se puede considerar gallina, evidentemente por alguna variación genética respecto a sus padres. A partir de él sus descendientes ya pueden ser todos considerados gallinas.
La respuesta ya es sencilla, pero depende de la definición de 'huevo de gallina'. Si consideramos que es el huevo que pone una gallina, la propia definición incluye la respuesta: el animal que nace gallina es el primero y sus huevos (huevos de gallina) son posteriores. Esta elección no obstante no es la más satisfactoria. Debería considerarse como 'huevo de gallina' aquél lo más similar posible a los actuales y, desde luego, capaz de hacer nacer a una gallina.
En este caso, el más correcto desde mi punto de vista, la respuesta es clara: una pareja no gallinas engendraron el primer huevo de gallina del que luego nació la primera gallina.
Por tanto fue primero el huevo que la gallina.