domingo, junio 08, 2008

Afán independentista

La independencia es una aspiración de todo o casi todo animal social. Hasta las hormigas, tan sociales y altruistas ellas, llega un momento en que producen hermanas (en realidad todo el hormiguero es un clon, son todas idénticas genéticamente) que necesitan irse por el mundo (les salen alas) para expandir la colonia. Y ésta es la razón por la que la independencia está tan fuertemente grabada en los genes: apuestan por la expansión para conseguir más réplicas de sí mismos en territorios donde no compiten contra sus propios genes. O dicho más exactamente, las pequeñas mutaciones que a lo largo de millones de años hayan favorecido el afán de independizarse se han extendido más que los genes sin mutación y por tanto tras muchos millones de años han terminado por estar presentes en casi todos los seres vivos.


Todo el que haya tenido un hijo adolescente sabe de qué estoy hablando: el niño cariñoso y obediente da paso a una fierecilla que responde a todo, discute e intenta desobedecer en todo y parece que quiera adrede hacerse odioso. Realmente quiere aunque sin quererlo, es una mutación más que tuvo éxito hace muchísimo tiempo y que hace que los neoadultos de las especies sociales se hagan odiosos a sus padres en cierto modo para que éstos les pongan menos trabas a la hora de independizarse. No es el adolescente el odioso, son los genes que todos llevamos y que se disparan cuando las hormonas dicen: eres adulto.


En este contexto ni a mi ni a nadie puede sorprendernos que cada colectivo de personas quiera independizarse de los de al lado. En cualquier país toda comunidad tiene manía a la central o a la vecina más poderosa, dentro de cada comunidad cada provincia querría separarse de la provincia dominante, en cada provincia el resto de pueblos tiene manía a la capital o al pueblo poderoso de al lado, en casi todo pueblo hay barrios o urbanizaciones que querrían (y conozco casos en que se ha intentado) independizarse como municipio aparte y en cada barrio, escalera o edificio hay familias a las que les gustaría no depender de las decisiones del presidente de escalera. Es más, en mi casa en concreto probablemente si nos dejaran haríamos dos imperios, uno femenino y otro masculino y no habría más porque no tenemos hijos ni perro.


No estoy llamando neoadultos a los independentistas, en todo hay medios y orillas. Pero nadie me puede negar que en un estado de democracia (que a veces tiene más de demagogia o mediocracia, de Medios, que de democracia auténtica, pero a ver quién conoce alternativa) donde el poder surge del voto de cada ciudadano, donde a veces las minorías juegan un papel primordial en el balance de fuerzas,en una democracia, digo, lo más razonable es minimizar la estructura organizativa a lo necesario para una eficaz regulación de los derechos individuales y sociales. Es carísimo para el resto de ciudadanos el pagar una estructura funcionarial, debería intentarse que los gastos de organización fueran estrictamente los necesarios.


Otro tema más importante todavía es lo complicado que es sacar directrices eficaces en un colectivo de decisión grande. No es posible poner de acuerdo (salvo en los temas más fundamentales, y aún así..) a un grupo grande de representantes y el intento de gobernar de esa manera es imposible. No hay más que ver lo imposible que sería sacar directrices europeas claras si no manejaran el poder real entre 5 ó 6 países. Aún así poner de acuerdo a dos países fuertes es muchas veces difícil. Si todos los que queremos tener capacidad de decisión en los temas que nos afectan a todos la tuviéramos sencillamente no se tomaría nunca ninguna decisión. Es uno de los problemas que tienen que resolver las cooperativas (por ejemplo agrícolas), y que al final sólo pueden avanzar y ser competitivas frente a las empresas más jerárquicas nombrando a uno o varios gerentes con poder de decisión. Y si no funcionan bien, se regula cada cierto tiempo una revisión del nombramiento.


Hoy en día lo más eficaz no es el trocear los estados, sino todo lo contrario, agruparse en organismos supranacionales, que tienen tanto más efecto beneficioso cuanto más poder de gobierno tienen. En Europa tenemos el mejor ejemplo de ello, no podemos olvidarnos del aumento de nivel de vida que hemos experimentado frente a los continuos ataques de especuladores a una peseta débil que nos metían en problemas cada dos por tres. No hay problemas con los distintos idiomas, se han abierto las fronteras y todos nos esforzamos en hablar a los turistas en el idioma que él conoce si sabemos alguna palabra, complementado con que todo turista se preocupa de aprender alguna palabra del idioma del sitio donde va.


Y no he hablado de lo que me parece más trágico en todo este asunto (y no querría dramatizar). Lo que en el fondo hay son personas o grupo de personas con afanes imperialistas personales. El afán de mandar sobre los demás es algo muy arraigado en ciertos seres humanos. En ciertos aspectos la vida social es una lucha entre los que pretenden que los demás hagan lo que ellos quieren (obtienen un placer morboso en ello, por lo visto) y los que pretendemos que cada uno haga lo que quiere. Siempre hablamos dentro de los límites que impone la vida en sociedad, claro. Todo el mundo sabe de lo que hablo: en casi toda reunión, a veces incluso entre amigos hay alguno que pretende que todos hagan lo que él quiere y si no pone el chantaje de que él no participa. Pocas ganas tiene de participar, sólo tiene ganas de mandar, esencialmente. Si vamos a reuniones de más enjundia, como vecinos de una escalera, o una urbanización, o un club, las cosas ya son kafkianas. Hay quien dedica todo el tiempo del mundo con alegría (encima suele echar en cara a los demás que no hagan lo mismo) con el único de afán de conseguir mandar y tomar las decisiones. Las peleas que se llegan a producir debería ser legal sacarlas en el youtube, servirían como revelación clara de lo que es el ser humano con afán de protagonismo. No vale ni un céntimo el argumento de que si no, quién tomaría las decisiones? En un entorno normal con gente normal (llamo anormal al otro tipo de gente con toda mi intención) se toman decisiones más sensatas, menos personales, menos 'porque lo he dicho yo y no me apeo del burro'. Se demuestra que hay mucha gente muy capacitada para mandar (en general el que más sabe del tema sobre el que se trata) y que lo demuestra cuando el entorno se lo pide. Tristemente hay pocas oportunidades de que esa gente sea quien decida, por educación mal entendida dejamos que los cafres del 'o conmigo o contra mi' decidan y cierran a codazos el paso de los que valen de verdad a la toma de decisiones.


Me he extendido mucho en este tema, pero detrás de mucho afán independentista existe afán personalista de mando que a veces consigue llevar a todo un colectivo a una peor situación, resucitando usos casi desaparecidos (similares a los usos casi desaparecidos de los de al lado, 'tan diferentes') dinamitando iniciativas centrales beneficiosas porque son centrales y sobreviviendo votación tras votación en un hecho incomprensible para los de cualquier otro colectivo. Consiguen enfrentar a dos poblaciones hasta entonces siempre amigas,que siempre se han mezclado entre ellas sin ningún problema, llevar a un aislamiento medieval a su grupo (lo que pagará fundamentalmente ese mismo grupo) y bucean hábilmente entre los registros históricos de más de mil años a ver si encuentran unos añitos, incluso a veces unos mesecitos, donde la situación era más o menos la que ellos buscan. Nunca coincide exactamente el territorio de aquélla época con el de ahora, pero todo vale, incluso poner unos meses por delante de 2000 años en cuanto a peso específico, a la hora de buscar excusas para mandar yo. Quieren romper el devenir histórico normal que desde los señores feudales hasta ahora está llevando al entendimiento y agrupación de las poblaciones, por la sencilla razón de que en un país multicultural nunca les van a votar a ellos, es difícil engañar a mucha gente y más si es diferente. Claramente han sido muy hábiles en tomar el pulso a su 'pueblo' y se aprovechan de ello para conseguir su fin personal de mandar (curiosamente muchas veces asociado al de enriquecerse, claro).


La receta?. En este caso creo que está clara: el grandísimo reto de la democracia es respetar a las minorías y las peculiaridades culturales, lingüísticas, etc de cada población. La mayoría no debe arrasar siempre, debe dejar su porcentaje de decisión a la minoría. Me explico: si el 90% (A) piensa de una forma y el 10% (B) de otra, en toda votación va a salir ganando A y al final a B le pueden entrar serias ganas de ir por su lado. Lo que hay que hacer es que de cada 10 decisiones, una debe ser la que quiere B. Tampoco sería normal que como B son los votos que le hace falta a C para tener mayoría, en toda decisión se haga lo que dice B, una minoría. Igual es mucho pedir de los políticos, pero creo que este reparto proporcional de decisiones es mucho más justo y generaría menos tensiones.


Y conseguido esto, qué hacer con los afanes independentistas y ansia de poder? Sinceramente no creo que en este caso concreto la solución sea un referéndum en el colectivo cuyo dirigente quiere separarse. Así se podría llegar al absurdo de que un municipio se proclamara nación independiente porque están todos de acuerdo. El romper un país, hacerle perder un trozo de su identidad cultural y perjudicar las posibilidades de sus ciudadanos de trabajar o vivir en ese trozo de su territorio claramente afecta a todo el país y la decisión debe ser consensuada con toda la nación.